22 de mayo de 2006

simplemente Germán

SIMPLEMENTE GERMAN

Hay veces que la vida nos pone en situaciones en las que hay que decir mucho para conseguir poco, son poco deseables, son generalmente situaciones obligadas, ineludibles, situaciones de mierda, que no querríamos enfrentar, pero que existen.

Y hay otras, que por opuestas, son aquellas en las que pocas palabras lo dicen todo, son las situaciones espontáneas, queridas, sentidas, las de verdad.

Esas son las que me mueven a referirme a Germán, a quien tengo tanto miedo como espontaneidad a la hora de “homenajearlo”. Pero como la vida me enseñó que las cosas hay que hacerlas cuando se tienen las ganas de hacerlo, voy a sacar de adentro lo que me pasa.

Yo tuve una relación muy particular con él, y muy intermitente a la vez, pero aunque parezca un contrasentido, esa intermitencia siempre marcó una continuidad de puta madre. Porque tanto en los buenos momentos como en los otros, el vernos significaba hablar profundamente, era realmente imposible tener una charla intrascendente (de esas que yo tengo mil por día) con él. Y de verdad que eso era mérito de él, porque hasta cuando te metía un silencio te dejaba pensando, cuando te hablaba te dejaba riendo y cuando te escuchaba te dejaba temblando, porque sentías miedo de decir una estupidez, de la cual a su vez él se reiría. Fue, y es, un personaje muy especial, incapaz de callar una crítica constructiva, incapaz de criticar destructivamente, incapaz de elogiar desmesuradamente, pero rey del elogio y de la mesura. Y ojo, no estoy ni ahí de sentarme a escribir dispuesto a que todo lo que yo diga sean flores para él, porque Germán no me lo perdonaría, pero de verdad que cuesta encontrar un momento de desubicación en su historia. El como DT nunca te iba a decir que fuiste el mejor, como muchas veces nuestro ego lo necesitaría, pero seguro que te iba a mantener de titular, y en la vida era igual, loco, no te decía cuánto te quería, pero te lo hacía llegar allá, a lo más hondo de tu corazón. Y ese era su principal mérito, la sutileza, entera ella, completa ella, sincera ella. El chiste cortito te dejaba cagándote de risa una hora, el discurso de una hora te dejaba pensando una semana, y una semana sin verlo no te producía nada, porque su bajo perfil no te permitía extrañarlo. ¡ Qué especial que fuiste ! Tan izquierdista como tolerante, tan tolerante como derecho, tan buena gente como yo quiero ser a cada minuto.

Un beso enorme a María José, no sólo por su lucha y fortaleza, sino por haber elegido tan bien. Serás eterno Germán, no lo dudes.

Tu amigo Diego.


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